Limitación de la responsabilidad: Los socios o propietarios de una SL no responden con su patrimonio personal por las deudas de la empresa, lo que brinda una protección financiera importante.
Flexibilidad en la gestión: La estructura de una SL permite una gestión más flexible en comparación con otros tipos de sociedades, facilita la toma de decisiones y la adaptación a las necesidades cambiantes del negocio.
Acceso a la financiación: Puede atraer inversiones más fácilmente, ya que ofrece a los inversores una mayor seguridad al limitar su responsabilidad a la cantidad de capital que aporten.
Continuidad empresarial: La SL tiene una estructura que facilita la transferencia de acciones o participaciones, que permite una mayor continuidad del negocio incluso en caso de cambios en la propiedad.
Credibilidad y confianza: Puede transmitir una imagen de estabilidad y confiabilidad a clientes y socios comerciales.
Beneficios fiscales: Una SL puede beneficiarse de ciertos incentivos fiscales y deducciones disponibles para las empresas, lo que puede reducir su carga fiscal.
Posibilidad de sociedad unipersonal: En España, también existe la opción de crear una Sociedad Limitada Unipersonal (SLU), que una sola persona sea el único propietario y gestor de la empresa.
Crea hábitos muy responsables y profesionales a la hora de su gestión.
Burocracia y costos iníciales: La creación y el mantenimiento de una SL pueden estar asociados iníciales más altos, en comparación con otras estructuras empresariales más simples, como el trabajo autónomo.
Limitaciones en la toma de decisiones: Puede requerir el cumplimiento de formalidades y regulaciones legales específicas, lo que puede limitar la flexibilidad en la toma de decisiones comerciales.
Responsabilidad limitada no absoluta: En ciertos casos, como la mala gestión o la comisión de actos ilícitos, los socios pueden ser personalmente responsables, lo que significa que la responsabilidad limitada no es siempre absoluta.
Tributación “potencialmente” más alta: La tributación en una SL puede ser más elevada en comparación con otras estructuras empresariales, lo que puede afectar la rentabilidad de la empresa.
La contabilidad, fiscalidad y trámites mercantiles obligatorios necesariamente tiene que tener una trazabilidad precisa y justificable.